Pulidos

El pulido es una de las tareas más laboriosas (y sucias) que hemos de acometer en nuestras restauraciones, pero como contrapartida, es también una de las más gratificantes por la vistosidad de las piezas una vez terminadas.

Para realizar estas tareas podemos valernos de la clásica pulidora o, si no disponemos de ella, reemplazarla por una radial o un taladro, aunque lógicamente lo ideal es la utilización de pulidora.


Además necesitaremos:

Discos de pulir: Pueden ser de diversos materiales dependiendo de su función, debastar o abrillantar. En el primer caso utilizaremos discos de sisal, franela o lona. Y para el acabado utilizaremos discos de algodón.

Pastas: Antes de aplicar el disco sobre la pieza hemos de impregnarlos con una pasta especial. Éstas serán diferentes también en función del proceso. Para debastar la pieza utilizaremos pastas más abrasivas (de color gris o marrón) y para el abrillantado las utilizaremos con propiedades abrillantadoras (de color blanco). Existen multitud de tipos de pastas, cada una con un índice de corte (debastado) y otro de brillo (abrillantado).



Para más información acerca de discos y pastas recomendamos este enlace.


Los trabajos de pulido generan abundante polvo y partículas de los discos proyectadas a gran velocidad por lo que hemos de ponernos siempre los correspondientes equipos de protección.



Una vez sabemos lo que necesitamos, vamos al trabajo...


En primer lugar hemos de preparar la pieza para comenzar el pulido, no debemos olvidar que a través de este proceso no conseguiremos retirar imperfecciones de la pieza tales como poros o rallazos, y tampoco se trata de un sistema de limpieza, por tanto, lo primero que hemos de hacer es limpiar perfectamente la pieza, con agua y jabon. Probablemente haya suciedad que persista, por lo que utlizaremos un cepillo de cerdas de latón (nunca de hierro ya que rayaremos la pieza) para finalizar la limpieza.

Posteriormente hemos de retirar todas las imperfecciones utlizando lijas sucesivas de distintos granos hasta conseguir eliminar poros y rayazos, por ejemplo 260, 600 y 1000 hasta dejar la pieza completamente lisa, en este punto comenzaremos con el pulido como tal.





Con el disco abrasivo y utilizando la pasta adecuada (gris en este caso) damos comenzamos el proceso, hay que tener en cuenta que es una tarea larga y que hemos de ser generosos en la aplicación del disco sobre la pieza para obtener buenos resultados.

La foto de la izquierda muestra una un portazapatas una vez limpiado y lijado y la de la derecha una vez aplicado el primer disco.



Seguidamente y con el disco de brillo y la pasta de acabado (en este caso blanca) damos una segunda pasada a la pieza y al igual que en el primer caso no hemos de escatimar tiempo en el proceso.

Después de cada una de las dos operaciones anteriores limpiaremos la pieza con disolvente o alcohol de limpiar puesto que las pastas, cuya finalidad es actuar de lubricante para evitar arañazos, contienen grasa y ensucian muho la pieza.



En este caso, como hemos pulido piezas de aluminio, hacemos una limpieza final con radiol (producto recomendado para limpieza de aluminio).



Como se puede apreciar los resultados son espectaculares y podemos vernos reflejados en ellas (la última foto es del portazapatas que mostrábamos anteriormente)



3 comentarios:

Anónimo dijo...

gracias por toda esta información solo quiero preguntarle: ¿donde puedo adquirir el radio?

muchas gracias y un saludo.

tmc dijo...

Los discos de pulir se pueden adquirir en tiendas especializadas en pintura. A veces se pueden encontrar en grandes superficies de bricolaje aunque no es lo habitual. En el directorio de empresas suministradoras de herramientas que tenemos en tumotoclasica también hay varias empresas que los venden. Gracias por comentar.

Anónimo dijo...

Hola
Como puedo pulir un motor?
carter, aletas, etc
Supongo que lo mejor es chorro de arena pero no tengo material.